Al
ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y
abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos: «La mies es
abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que
mande trabajadores a su mies». (Mt. 9, 36-38)