Danos tus ojos, María,
para descifrar el misterio
que se oculta tras la fragilidad
de los miembros de tu Hijo.
Enséñanos a reconocer su rostro
en los niños de toda raza y cultura.
para descifrar el misterio
que se oculta tras la fragilidad
de los miembros de tu Hijo.
Enséñanos a reconocer su rostro
en los niños de toda raza y cultura.
JUAN PABLO II
MENSAJE URBI ET ORBI
Navidad, 25 de diciembre de 2002