San Alfonso María de Ligorio nos lo explica muy
claramente: "consiste en el deseo de recibir a Jesús Sacramentado y en
darle un amoroso abrazo, como si ya lo hubiéramos recibido".
Esta devoción es mucho más provechosa de lo que
se piensa y muy fácil de realizar. Hay fórmulas que nos ayudan a hacerla como,
por ejemplo ésta, que es de la pluma del mismo santo:
"Oh Jesús mío, creo que estas presente en
el Santísimo Sacramento, te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi
alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos
espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me
uno todo a Ti, No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte. Amén".
(Fuente: Gaudium Press)