Quienes somos:
“La adoración eucarística tiene como fin la persona divina de nuestro Señor Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento. Él está vivo, quiere que le hablemos, Él nos hablará. Y este coloquio que se establece entre el alma y el Señor es la verdadera meditación eucarística, es -precisamente- la adoración. Dichosa el alma que sabe encontrar a Jesús en la Eucaristía y en la Eucaristía todas las cosas...”.
San Pedro Julián Eymard
Principios rectores
La ADORACIÓN EUCARÍSTICA PERPETUA, recomendada y sostenida por el Magisterio, es acción litúrgica de la Iglesia, que tiene por objeto prolongar la adoración de Jesús Sacramentado todos los días del año y a todas las horas del día. Por tal motivo en ninguna parte ha tomado la forma de asociación, ni de cualquier otra forma jurídica y por tanto carece de estatutos. En cambio sí participa de unos principios:
- La Adoración Eucarística Perpetua es un don de Dios para su Iglesia y para este tiempo. Don que cuando es acogido porta ingentes beneficios a la comunidad.
- La Adoración Eucarística Perpetua no es un movimiento sino que constituye una acción de la Iglesia, pedida y recomendada por el Magisterio. Por tanto, pertenece a toda la Iglesia y de ella forman parte todos los movimientos y realidades eclesiales.
- La adoración eucarística perpetua establecida en un lugar de la ciudad no viene a suplantar otras formas de adoración ni a quitar de otros lugares adoración. Por lo contrario, lo demuestra la experiencia, donde hay adoración perpetua se potencia la adoración al Santísimo en otros lugares de culto.
- La capilla de adoración perpetua es el espacio de gracia y recogimiento que permite a las personas, en cualquier momento, abrir una brecha en el ajetreo cotidiano para encontrar el sosiego y la paz que viene de la Presencia divina.
- Por medio de la Adoración Perpetua, desde su Morada Eucarística el Señor llama a todas las personas, sin exclusión alguna.
- Las personas son llamadas individualmente a formar parte de la Adoración Perpetua con el único y exclusivo fin que el Santísimo Sacramento sea adorado día y noche sin interrupción, tributando así el mayor honor y gloria al Señor y manifestando su fe y amor reverente hacia su Creador y Salvador.
- Siendo la Eucaristía sacramento y vínculo de unidad, el participar de un mismo culto –la adoración- hace de todos los adoradores una fraternidad eucarística. Por tanto, aún cuando las personas sean invitadas a participar individualmente, el destino del llamado no deja de ser comunitario.
- Las personas que asumen la función de coordinación están al servicio del Señor –cuidando de la buena marcha de la adoración y que ésta no se interrumpa- y al servicio de los hermanos adoradores.
- Los adoradores inscritos son los que hacen posible que la capilla esté abierta a todos, y ellos –también celosos custodios de la Eucaristía- cuidan que el Señor nunca permanezca solo.
- La adoración es en silencio porque el silencio permite el recogimiento y hace posibles la escucha del Señor y la intimidad con Él. Es necesario respetar –mediante el silencio exterior- el encuentro que el Señor tiene con cada adorador y propiciar el silencio interior necesario a la contemplación.
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