En reconocimiento a
la Alianza con Dios, el salmo da gracias al Señor recordando el gesto ritual de
alzar el cáliz.
“Alzaré la copa de
la salvación e invocaré el Nombre del Señor”.
¿Con qué pagaré al
Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el Nombre del Señor. .
¡Qué penosa es para
el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza, e invocaré el Nombre del Señor. Cumpliré mis votos al
Señor, en presencia de todo su pueblo. (Salmo
115,12-13.15-18).