Decía don Pedro que estas charlas, reuniones o encuentros, sean como esa "medicina" que necesitamos para que nos suba "la tensión espiritual"; que nos sirva no tanto para descubrir cosas nuevas, sino para "encender el corazón".
Encender el corazón en lo que es el amor a Jesucristo, y en concreto el amor a Jesucristo en la Eucaristía.