La Iglesia, siguiendo
una antigua costumbre, prepara la fiesta de San José, el día 19 de marzo,
dedicando al Santo Patriarca los siete domingos anteriores a esa fiesta en
recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida de San José. En
concreto, fue el Papa Gregorio XVI quien fomentó la devoción de los siete
domingos de San José, concediéndole muchas indulgencias; pero S.S. Pío IX les
dio actualidad perenne con su deseo de que se acudiera a San José, para aliviar
la situación de la Iglesia universal.