martes, 27 de septiembre de 2016

La Palabra de Dios


Antes de empezar cualquier lectura, comprensión e interpretación de la Biblia hemos de invocar la presencial de Aquel que ha inspirado a los que la escribieron: El Espíritu Santo. El creó las condiciones y dio la fuerza e inteligencia a los escritores sagrados. Igualmente asistió a los Apóstoles y sucesores para reconocer los libros escritos en que se encontraba la auténtica Palabra de Dios. Sin la inspiración del Espíritu, la Escritura no existiría; sin su asistencia, no habría sido reconocida como tal; sin su ayuda, no puede ser entendida, ni vivida, ni mucho menos llevada a los demás.


(Pasos para hacer una lectura espiritual con la Biblia. Autor: Víctor Hugo Mena Hernández).


La Comunión Espiritual

San Alfonso María de Ligorio nos lo explica muy claramente: "consiste en el deseo de recibir a Jesús Sacramentado y en darle un amoroso abrazo, como si ya lo hubiéramos recibido".
Esta devoción es mucho más provechosa de lo que se piensa y muy fácil de realizar. Hay fórmulas que nos ayudan a hacerla como, por ejemplo ésta, que es de la pluma del mismo santo:

"Oh Jesús mío, creo que estas presente en el Santísimo Sacramento, te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti, No permitas, Señor, que vuelva jamás a abandonarte. Amén".

(Fuente: Gaudium Press)




La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.


Tercer cántico del Siervo del Señor



4 El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; | para saber decir al abatido una palabra de aliento. | Cada mañana me espabila el oído, | para que escuche como los discípulos.
5 El Señor Dios me abrió el oído; | yo no resistí ni me eché atrás.
6 Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, | las mejillas a los que mesaban mi barba; | no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
7 El Señor Dios me ayuda, | por eso no sentía los ultrajes; | por eso endurecí el rostro como pedernal, | sabiendo que no quedaría defraudado.
8 Mi defensor está cerca, | ¿quién pleiteará contra mí? | Comparezcamos juntos, | ¿quién me acusará? | Que se acerque.



Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores


Las celebraciones que conmemoran acontecimientos salvíficos, en los que la Virgen estuvo estrechamente vinculada al Hijo, como las fiestas de la Natividad de María (8 setiembre), "esperanza de todo el mundo y aurora de la salvación"; de la Visitación (31 mayo), en la que la Liturgia recuerda a la "Santísima Virgen... que lleva en su seno al Hijo", que se acerca a Isabel para ofrecerle la ayuda de su caridad y proclamar la misericordia de Dios Salvador; o también la memoria de la Virgen Dolorosa (15 setiembre), ocasión propicia para revivir un momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar junto con el Hijo "exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su dolor".

(Pablo VI EXHORTACIÓN APOSTÓLICA MARIALIS CULTUS)





PLEGARIA EUCARÍSTICA



ACLAMACIÓN

Éste es el Sacramento de nuestra fe.
o bien:
Éste es el Misterio de la fe.

Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Aclamad el Misterio de la redención

Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor,
hasta que vuelvas.

Cristo se entregó por nosotros.

Por tu cruz y resurrección

nos has salvado, Señor.



lunes, 26 de septiembre de 2016

La oveja perdida





Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Mt 9, 3-7.

Santo Nombre de María


Esta festividad fue instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la Iglesia. Por primera vez, se autorizó la celebración de la fiesta en 1513 en la ciudad española de Cuenca. Desde ahí se extendió por toda España, y en 1683 el Papa Inocencio XI la admitió en la Iglesia de Occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio de Viena y la derrota de los turcos. La gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de san Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.




Eucaristía, obra y don de Cristo


«La Eucaristía es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida»

El Papa Francisco dedicó la audiencia general del 12 de febrero de 2014 a la Eucaristía: "Quien celebra la Eucaristía no lo hace porque sea mejor que los demás, sino porque se reconoce necesitado de la misericordia de Dios". “La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos y hechos de Jesús. Es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida”.




¿Cómo vivimos la Eucaristía cuando vamos a Misa el domingo? ¿Es sólo un momento de fiesta, una tradición consolidada, una ocasión para encontrarse o para sentirse bien, o es algo más?


Comunión Espiritual


Con el nombre de Comunión Espiritual se entiende el piadoso deseo de recibir la Sagrada Eucaristía, cuando no se la puede recibir sacramentalmente.

La comunión espiritual fue recomendada vivamente por el Concilio de Trento y ha sido practicada por todos los santos con gran provecho espiritual




Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

Santa Teresa de Calcuta y la Comunión en la mano

Redemptionis Sacramentum

Sobre algunas cuestiones que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía

Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

CAPÍTULO IV
LA SAGRADA COMUNIÓN
2. LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN.

[92.] Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca (178), si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano (179).


Hoy nace una clara estrella

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
El alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
Nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.


Lope de Vega (1562-1635)







La mies es abundante...


Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».  Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». (Mt. 9, 36-38)





jueves, 22 de septiembre de 2016

Vivir de la Eucaristía



"Todavía no habíamos empezado a hacer nuestra Hora Santa cotidiana que nuestra comunidad empezó a crecer y a florecer... Tenemos mucho trabajo. Nuestras casas para enfermos y moribundos siempre están llenas. Y desde que hemos empezado a hacer la adoración cada día, nuestro amor por Jesús se ha vuelto más íntimo, nuestro amor por cada persona más comprensible, nuestro amor por los pobres, más compasivo, y las vocaciones se han duplicado. Dios nos ha bendecido con magníficas vocaciones. El tiempo que pasamos cotidianamente con Dios es la parte más importante del día."

"Cuando miras al crucifijo, comprendes cuánto te amó Jesús. Cuando miras a la Eucaristía, comprendes cuánto te ama hoy."

Madre Teresa de Calcuta

“DÉJENSE RECONCILIAR CON DIOS”

Mira que tu Padre no deja de ir, cada atardecer, a esperarte en la terraza… a ver si te ve volver.
De la Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina en el Congreso Eucarístico Nacional (2 de setiembre de 2004)



La vida sin la Eucaristía



 La Eucaristía sobrepasa toda capacidad humana de comprensión.
 Hay que aceptarla con una fe y un amor profundos.
 Jesús ha querido dejarnos la Eucaristía para que no olvidásemos lo que Él ha venido a hacer y a revelarnos.
 ¿Seríamos capaces de imaginarnos lo que sería de nuestras vidas sin la Eucaristía?
Santa  Teresa  de Calcuta

Amor a la Eucaristía




Por eso a María le pedimos hoy estas dos gracias: la de comer cada día con nuestros hermanos el Pan del Encuentro en la Eucaristía, y la de caminar por la vida gustando siempre este Pan de la Esperanza grande, el Pan del Cielo. Que Ella que le dio su carne al Verbo Eterno para que él pudiera dárnosla a nosotros como alimento de vida eterna, nos despierte el amor por la Eucaristía, por el Cuerpo de Cristo, Pan de Vida.

 De la Homilía de cardenal Jorge Mario Bergoglio,. Arzobispo de Buenos Aires en la Solemnidad del Corpus Christi (17 de junio de 2006)

En el Huerto de los Olivos


Se le apareció un ángel que le dio fuerza y consuelo mostrándole todas las horas santas que tú harías...

(Meditaciones del Rosario de santa Teresa de Calcuta)

Liturgia Eucarística



Liturgia Eucarística
El sacerdote presenta a Dios los dones del pan y del vino que, por la Consagración, se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta parte se conoce como el 'Ofertorio'.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS (SENTADOS)

Al ofrecer el pan, el sacerdote dice:

Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida.

Si el sacerdote lo ha dicho en voz alta, el pueblo aclamará:

- Bendito seas, por siempre, Señor.

El diácono o el sacerdote dice en voz baja mientras pone vino y un poco de agua en el cáliz:

El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.

Al ofrecer el vino, el sacerdote dice:

Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros bebida de salvación.

Si el sacerdote lo ha dicho en voz alta, el pueblo aclamará:

- Bendito seas, por siempre, Señor.

El sacerdote, inclinado, dice en secreto:

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

Mientras el sacerdote se lava las manos, dice en secreto:

Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

El celebrante se va al centro del altar y, de cara al pueblo, dice:

Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. (DE PIE)

El pueblo responde:

- El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

Curso de formación


Niños adoradores


miércoles, 21 de septiembre de 2016

Oración a San José

San José, custodio amante,
 de Jesús y de María,
enséñame a vivir siempre 
 en tan dulce compañía.



Sé mi maestro y mi guía
 en la vida de oración;
dame paciencia, alegría 
 y humildad de corazón.
No me falte en este día
tu amorosa protección,
  ni en mi última agonía
  tu piadosa intercesión.

Cuenta D. José María Iraburu que "esta preciosa oración a San José me la dio hace bastantes años en una estampa una religiosa carmelita, que como todas las del Carmelo había heredado de Santa Teresa de Jesús una devoción muy grande al glorioso patriarca San José. Dios le pague el precioso regalo que me hizo. Llevo siempre esa oración en el Breviario, para rezarla todos los días".


Plegaría Eucarística

"Te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos preparado para ti, de manera que sean cuerpo y sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro”.
(De la Plegaria Eucarística II)

Saludo...

Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: "Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte".


San Pío de Pietrelcina.
 



Regalo de Dios...


Dios regala su propia corona de espinas a sus amigos.


 Santa Bernardita Soubirous.

Tu presencia en la Eucaristía

En nuestras noches físicas y morales, si Tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

ADORACIÓN EUCARÍSTICA DE SAN JUAN PABLO II.

Cristo, día sin ocaso

La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los
santos.
De los sermones de San Máximo de Turín, Obispo.

Nuestro mundo sufre un mal: la lejanía de Dios...

«Nuestro mundo sufre un mal: la lejanía de Dios. Los hombres se han alejado de Dios, han prescindido de Él en el ordenamiento político y social. Todo lo demás son claras consecuencias de esa postura».

De la Carta Encíclica E SUPREMI APOSTOLATUS
S. Pío X


Amor a María de San Bernardo de Claraval

Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María.

Si Ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te ampara





Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.



San  Bernardo de Claraval

Danos tus ojos María

Danos tus ojos, María,
para descifrar el misterio
que se oculta tras la fragilidad
de los miembros de tu Hijo.
Enséñanos a reconocer su rostro
en los niños de toda raza y cultura.
JUAN PABLO II 
MENSAJE URBI ET ORBI
Navidad, 25 de diciembre de 2002


Anunciamos tu muerte, Señor.


Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.


Pensamiento del Papa Francisco

Mes de Agosto